Tus palabras hicieron eco en mis dudas huecas.

La poesía se ha ido de mi piel a tu boca
de mi boca a tu piel
de mis manos a ti...

Cariño, eres poesía, y yo, poeta, te quiero y te anhelo
y te respiro y te indago
y te sientes tan puro, traslúcido, benevolente... 
tan no yo,  tan no para mí
pero estás conmigo, 
y yo me estiro, y me extiendo a ti
y me habitúo y me sujeto a las mejores maneras de caminar
pero tropiezo
y tropiezo
y te vienes conmigo
y mira cómo estás... tan roto, cansado y magullado. 

Ya casi no te escuchas, amor,

¿Te escuchas? 

Ya casi no te quedan fuerzas...

dime tú, ¿Qué te queda? 

Hablas tan bajito... Ya tus palabras se resbalan de tu boca y caen a la cama y allí se quedan.
Y yo me permanezco inmóvil,
dándote la espalda
porque no tengo nada que decir,
porque siento que no tengo mirada con qué mirarte
porque siempre es lo mismo.

¿No es así? "Siempre es el mismo procedimiento."

Ya me da pereza decir "Lo lamento", "Lo siento" o cualquier disculpas de esas, porque siento que ya ni las escuchas.

¿Las escuchas?

Ya mis disculpas perdieron su forma y significado hace mucho, porque han sido muchas.

Y lo lamento... 

Mis palabras sienten que tus palabras retumban más que las mías, que significan más que las mías.
(Y con razón) 
Mis palabras se sienten diminutas... A pesar de que mi tono de voz esté a una milésima por encima del tuyo.
Estoy casi segura, amor, que incluso tus suspiros valen más que los míos.

¿Qué haces conmigo?

Comentarios

Entradas populares de este blog

Dame tiempo, y será todo de vos.

...

love me like you do.