Diálogo habitual, aunque ésta vez no es Nostalgia.
No tengo ni la menor idea cómo es que a miedo le pareció buen plan tocar mi ventana a las 2 de la tarde, mientras yo intentaba hacer un informe para fundamentos de mercadeo.
¿Qué demonios haces aquí? Estoy algo ocupada...
Ay, cariño, nunca estás ocupada, siempre estás pensando, sino, no estuviese acá.
¡No estaba pensando en ti!
No... Estabas pensando en él.
No eras tú quien debía aparecer.
Si planeabas que amor se apareciera con esa cobardía tuya, no te imaginas lo errada estás.
¿Qué cobardía?
Dime, ¿Qué pensabas mientras yo tocaba tu ventana?
Nada...
Sabes que si no me lo dices, lo haré peor.
¡Son cosas de paso!
Se suponía que yo iba de paso, y me abriste la ventana.
Idiota yo, como siempre.
Cobarde...
La cobardía también va de paso. Así que lárgate.
Sabes que no me iré. Sabes que así me corras ahora, estaré esperando en tu ventana el momento oportuno.
Eres despreciable.
Soy necesario.
No en éste caso, no para mí.
¿Segura?
Cállate.
¿Segura? Responde, ¿estás segura que no me necesitas? ¿Que esto lo tienes controlado?
¡Lárgate!
Ay, mi niña...
¡Deja de crecer, eres un rufián, no te necesito, quiero estar con él, no contigo!
¿Y quién es él?
Mi seguridad...
Allí salió miedo, sin embargo, allí sigue, fuera de mi ventana... Esperando, el muy miserable.
Quisiera decir que allí se quedará por mucho, pero me conoce demasiado bien.
Quisiera decir que allí se quedará por mucho, pero me conoce demasiado bien.
Comentarios
Publicar un comentario