A lágrimas de azúcar, creando raíces.

*Voces fuera de la ventana*
- Miren a la niña...
- ¿Qué pasa? 
- Está llorando.
- Es usual en ella, ¿qué te sorprende? 
- Pero está sonriendo.
- Sí, también, siempre que llora se echa a reír.
- No, no me estás escuchando. No está riendo, está s o n r i e n d o. Mírala. Incluso, creo que brilla.
- Creo que estás exagerando.
- Que no, que no exagero, que está sonriendo y está buscando un sweater en vez de algún vidrio. Y se lo está colocando, y no se está hiriendo...
...
...
...

*conversación con su ángel mujer*
Que hermoso, estás llorando de felicidad. Puedo sentirlo.
Finalmente... 
¿No llorabas así desde sus 15 años?
No, en mis 15 años quise llorar porque mis padres lloraban, pero no lo logré. 
Realmente, realmente, es que no recuerdo cuándo fue la última vez que lloré sintiéndose así. Pero sí he llorado de ésta manera, lo siento recuerdo lejano, como de niñez, aunque tal vez haya sido hace poco, le recuerdo lejos.




Felicidad y miedo, la mejor sensación para no detenerme. Pero, ¿cuándo detendré el llanto?
...
Hogar... Siempre he querido un bendito hogar. 
No sólo porque me considero débil ante el resto del mundo, sino también porque quiero conocerme en un lugar que no sea el mío en mi miedo a la vida. Porque podría no temer y ya, pero allí no veo poesía.
Tú, en cambio, eres un cínico. Te encanta tanto la vida que a veces siento pena por la muerte por cómo la ves, la alejas de la poesía; siento que la denigras; y a veces, incluso, hasta yo la veo de esa misma manera. Como que es tan poco, que la muerte es tan nada... 
Te hablan de eternidad y sólo respondes "Amar para toda la vida, cariño. Puedes amar tanto..."
Le das cinismo al coraje, eres groseramente valiente, y eso me da envidia y me dan ganas de ser de esa misma manera. (Que lo soy, lo admito, pero me da miedo demostrarlo, porque me da miedo...)
Siento en ti, un hogar tan completo, siendo tan tú... así, entonces, ¿cómo no amarte?
Haces que me quiera hundir... Que me quiera hundir en ti, que quiera florecer en ti. 
Haces que me esfuerce en crear raíces. 
Te quiero techo, te quiero hogar, te quiero cobija, te quiero bonito, te quiero a raíces. 
Te quiero para darte ademanes y gestos, te quiero para darte historias, para darte cuentos, para darle diferentes significados a tu sonrisa, y a tus tonos de voz. 
Te quiero para darte fe y religión, te quiero para darte vida, te quiero para todo... 
Te quiero para darte besos, y acompañarte en duelo cuando muera algún recuerdo en tu memoria cuando estemos ya viejos. 

Y si es muy pronto para quererte de esa manera, lo siento... Pero así ya te quiero.

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