Wonderwall.

Todo inicia con cierta expectativa, esperamos que al llegar sea increíble, pero realmente siempre es por nivel, a grado de tranquilidad a grado de éxtasis ¿Saben?
El origen del encuentro siempre es porque hay un pensamiento general: "El mundo es nuestro, y si no lo es, éste momento lo será"
Así que, bien, el principio es como una sensación de que todo está en calma, de que te sientes tranquila (quizás demasiado) porque estás donde quieres estar (aunque no siempre se tenga esa ventaja) y con quienes quieres estar (aunque a veces al inicio se torne algo presionado, o incómodo). 
Sin embargo... Poco a poco todo va subiendo, entonces se presenta la dopamina, y reímos, y sentimos que nada más interesa y de ahí la noradrenalina, y todo va aumentando, y empezamos a conocernos y desconocernos individualmente. Nos sorprendemos, no nos imaginamos lo bien que nos podemos llegar a sentir sólo por compartir momentos con personitas que consideramos tan especiales. 
"¿De verdad soy yo en éste momento? No sabía que mi risa tenía tantos tonos, y espacios, y comas, y exclamaciones."

¿Y la tristeza y la depresión la hacemos desaparecer para siempre? 

Pues no. Todo eso sigue allí, pero deshabilitado. ¡Gracias, oxitocina! 
Por eso es tan especial ese momento en el que todo parece tan perfecto, porque por fin nuestros ojos brillan y no es por alguna lágrima que aún conserva en su retina. La aflicción y las desganas ya no son de nosotros en ese momento.

Tenemos el poder, el gran poder, de hacer el momento tan eterno como queramos. Aunque por supuesto, luego de todos esos gritos, esas risas, esas caídas, esos silencios, esas conversaciones incómodas y esas otras amenas, y divertidas... Quedamos exhaustos. 
La felicidad te deja exhausto, segregar todos esos neurotransmisores es la mejor manera de quedar exhausto la verdad, tanta sensación de estar drogado, se te eleva todo, para dejarte luego en el suelo, sediento de un poco más, pero quizás un poco más tarde, porque ahora quieres un poco de calma, como para recargar...

Creo que si habría que elegir una canción para poder describir lo que se siente... Elegiría "Wonderwall" de Oasis, sin duda alguna.

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